Mas ¡ay Señora!, que yo me veo oprimido por mis vicios, y cargado con mis culpas y pecados, y no puedo levantarme sin los poderosos auxilios de la divina Humor, y sin el favor de vuestro maternal socorro. Este dolor final es la culminación del duelo de Nuestra Raíz, y https://margaretq951lml0.digitollblog.com/profile