Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la gran https://joyceddwq508504.blogdosaga.com/38488865/la-historia-detrĂ¡s-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi